Hace 40 años nació en Inglaterra la primera niña concebida mediante Fecundación in vitro, gracias a las investigaciones y esfuerzos de un ginecólogo y un embriólogo, Steptoe y Edwards. En ese momento, a estos niños se les empezó a llamar “niños probeta”. Fue todo un acontecimiento histórico, ya que después de muchos años consiguieron abrir el camino para una nueva especialidad: la Reproducción Asistida.
La técnica consistía en obtener el óvulo que se producía en el ciclo natural de la mujer y fecundarlo en el laboratorio con los espermatozoides. Sin embargo, en aquella época la tecnología era más rudimentaria que en la actualidad: no se podía disponer de varios óvulos, ni podía seleccionarse el espermatozoide que se iba a utilizar, tampoco existían medios sofisticados de cultivo embrionario ni había manera de seleccionar el embrión a transferir.
Por suerte, todas estas etapas se han perfeccionado a lo largo de los últimos años para mejorar los procesos y aumentar la tasa de éxito de los tratamientos.